Prosa para descubrirse solo
Todas las gotas golpean a la puerta de tu corazón,
El aguacero ensordece el alma, la nubla,
Los sueños arden como balsas en llamas,
El ojo mágico abruma tu mirada.
No hay razón para sentir miedo,
[¿Para
ti, qué es el vértigo?
Si el abismo en frente es tan solo
el bordillo de la acera.]
Siempre te aferraste a lo humano,
A la carne, a la sangre, a las recetas,
Al “bienvenido a casa”,
Siempre volaste bajo-con temor-al cielo.
Te resististe a los sueños ocultos,
A la sobredosis de insomnio, al amanecer,
Y el espacio, la masa que ocupa tu cuerpo,
Se preñó tan solo de milagros ordinarios.
***
Abre los ojos y sueña…
Deja que el cielo aplaste tu pereza,
su inmensidad te hará sentir insignificante,
maravillosamente insignificante.
Algunos sueños se acostumbran a engañarnos,
se confunden en la piel, se impregnan en ella,
consiguen adueñarse del entorno,
despiertan intriga, angustia y amor.
Esculca en tu interior,
Las tripas que confeccionarán tu corazón,
Y aunque no encuentres dragones,
Hallarás mucho fuego.
***
A veces, intento comprender,
busco entrar en tu cabeza
y reproducir tus pensamientos.
Sin embargo,
solo transcribo frases sueltas.
Entonces intento poblar tu corazón
y acariciar los sentimientos.
En ese instante, me aniquilo.
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